Liverpool, principios
de año, 1962.
Dos pinceladas más y estaría listo. Contemplé
mi cuadro y el paisaje. Llevaba yendo a ese lugar varios días para poder pintar
el paisaje nevado junto al atardecer.
-Por Dios,
Stells, vámonos ya. Son las siete menos veinte. Recuerda que tenemos que ir al
Cavern Club.
-Espera un
momento – Conseguí decir retocando los
últimos detalles. – Bueno, ya está. Ven aquí Lisa y dime qué te parece.
Mi mejor amiga resopló pero se bajo
del capó de su coche de segunda mano y vino a mi lado. Al principio entornó los
ojos, pero poco después su boca pasó a formar una “o” perfecta. Comencé a
reírme.
-Entonces…
¿Te gusta?
-Stells,
esto es… increíble. – Dijo apenas en un
susurro.
-Bueno, ya
podemos irnos. Quería terminarlo hoy.
-¿Tienes
más cuadros? – Preguntó.
Una triste sonrisa se apoderó de mis
labios, inevitablemente recordé el episodio que había vivido a mediados del año
pasado, junto a Harry, aquel señor que en principio era mi padre, pero que
ahora no es nada para mí.
-Tenía más,
pero bueno… Se puede decir que sufrieron un final no demasiado bueno… Ahora,
aparte de este tengo dos o tres colgados en la casa de Ian.
-Ah… - Dijo Lisa mirando hacia el suelo. – Vámonos.
– Dijo recuperando su alegría inicial.
-Claro – Dije mientras con el cuadro entre las manos
me subía a su pequeño coche.
En el trayecto hacia casa apenas
hablamos, nos encontraríamos allí. Parece ser que Ringo no asistiría, ya que se
encontraba enfermo. Cuando llegué a casa saludé a Ian con un seco “hola” ya que
estábamos peleados, últimamente las cosas entre nosotros no marchaban demasiado
bien.
-¿Vas a
salir? – Preguntó Ian desde el sofá,
repantingado mirando la televisión.
-Voy a ir a
Cavern Club con Lisa. ¿Vienes?
-No.
Solté un suspiro d cansancio, no me
gustaba estar mal con él, pero era tan cabezón que se ponía realmente
insoportable.
Me metí en nuestra habitación y me
cambié. Botas altas y un vestido ajustado. Me puse el abrigo por encima y salí,
dispuesta a marcharme.
-No me
gusta que estemos así… - Murmuré en baja
voz antes de salir por la puerta.
Ian POV:
Sabía que ella tenía razón, a mi
tampoco me gustaba nada esta situación pero al hacer lo que estaba haciendo me
estaba arriesgando demasiado. No podía perderla, ella era la luz de mi vida,
una suave caricia del viento de primavera, era la chica de mis sueños y por una
estupidez me estaba arriesgando a perderla.
En ese momento llamaron a la puerta,
pesadamente me levante a abrir, no me hacía falta preguntar, ya sabía quién
era.
En cuanto abrí vislumbre una melena
rojiza echándose encima de mí. Sus labios buscaron los míos desesperadamente.
Me daba asco, ella y esta situación, pero no podía hacer nada, tenía que fingir
que todo esto era agradable, y para colmo, me tenía contra la espada y la
pared. Si hacía algo que no debía le diría a Stella las cosas que hice en el
pasado y no podía exponer aquellos pecados a lo único bueno que me había pasado
en la vida – aparte de mis padres adoptivos-.
Sin otra opción me deje llevar por Marianne, compartiendo con ella lo que antes, sólo había compartido con Stella.
Stella POV:
-Venga
Stells, anímate. ¿No te vas a pasar toda la noche suspirando por el idiota de Ian,
verdad?
Miré a Lisa, e intenté sonreír. Tras
darle vueltas durante unos minutos decidí que tenía razón.
-Voy a
hacerlo, voy a pasármelo bien. Si quiere arreglar las cosas que venga él, por
que yo no soy culpable de nada. Vamos a disfrutar. – Dije decidida.
-¡Esa es mi
Stells! – Gritó Lisa, provocando la
mirada de algunos chicos que había cerca de nosotras. Nos empezamos a reír y
los chicos nos sonreían.
Entramos en Cavern Club cogidas del
brazo. Cuando fuimos a la barra estaba Alexander, en cuanto nos vio una sonrisa
a travesó su magnífico rostro.
-Hola guapetón. – Dijo
Lisa, moviendo rápidamente las pestañas.
-Hola
preciosa, ¿Qué hacéis aquí las dos solas?
-¿Acaso no
puedo venir a ver a mi chico? – Inclinándose
sobre la barra Lisa le dio un ligero beso en los labios a Alexander, que en ese
momento estaba secando una copa con un trapo. – Además, hemos venido porque
a Stella le hacía falta un poco de diversión, - se acercó aún más a él. – Ya sabes que últimamente no le va muy
bien con Ian – se separó.- Y la he
traído para que se distraiga y deje de pensar en ese zoquete.
-¡Eh! – Protesté. – Te he oído, y mientras siga
siendo mi novio, no le llames zoquete delante de mí.
Lisa rió y empezó a hablar con
Alex. Me fijé en el nuevo grupo que estaba tocando. Sonaban bastante bien, eran
cuatro, creí haber reconocido a alguno, pero no estaba segura, por lo que me
acerqué a dónde estaban Lisa y Alex y le pregunté directamente a él.
-Oye Alex, ¿Quiénes
son los que están tocando?
-Oh, vamos,
Stells. ¿No los conoces? – Preguntó asombrado
-¿Si les
conociera crees que te estaría preguntando? – Dije divertida.
-Son los Beatles. Son de aquí, pero han estado en
Hamburgo tocando por aquí y por allá.
-Ah… - Tras
una pausa. – Son muy buenos…
-¡Son
buenísimos! – Exclamó Alexander.
-Si tú lo dices – Dije
riéndome. – Dame una cerveza. – Alex
dudó, miró a Lisa y ella asintió.
Del tirón me tomé dos. Y al no estar
acostumbrada a beber se me empezó a subir un poco a la cabeza. Los Beatles
acabaron de tocar y otro grupo subió al escenario, empezaron a tocar Rock n’
Roll. Eso hizo que me animara inmediatamente.
Dejando atrás la vergüenza, fui al
centro de la pista de baile y empecé a moverme al ritmo de Blue Suede Shoes de Elvis Presley. Al poco tiempo ya tenía a varios
pretendientes de baile. En un momento de lucidez elegí a uno. Tenía mucho
ritmo. Cuando acabo esa canción empezaron con otra de The Contours, llamada Do You Love Me.
Mi pareja de baile aprovecho y me
estrechó junto a él. Subí la mirada y vi una sonrisa que me dejó anonadada.
Estaba realmente impresionada por aquel chico. Era guapísimo. Por su estatura
supe que tendría dos o tres años más que yo, pero eso no me importó.
Con una mano me alzó la pierna y se
la puso en la cadera. Empezamos a restregar
nuestras caderas al ritmo de la
música. Ni con Ian había bailado de esa manera. Gracias a las cervezas el pudor
había desaparecido completamente de mí.
Dejando rienda suelta a la parte nada
cohibida que había en mí. Me enganché a su cuello y eche la cabeza hacia atrás,
él subía y bajaba las manos por mis costados. Era increíble y a la vez raro.
Sin saber por qué, confiaba en él.
Estaba pasándolo realmente bien, Ian
salió de mi cabeza completamente mientras estaba aquí, con él. La canción acabó
demasiado pronto para mi gusto.
-Ahora
tocaremos una canción lenta, así que, parejitas, por favor. Pasen a la pista de
baile.
Miré a los ojos marrones claros de
mi pareja, bajé la pierna y no desenganché las manos de su cuello, las suyas se
pusieron en mi cintura y empezamos a bailar Something Stupid de Frank Sinatra.
-¿Cuál es
su nombre, caballero? – Le pregunté
divertida.
-Querida
señorita, mi nombre es John Winston Lennon y estoy aquí para servirle… ¿Me
haría el honor de decirme su nombre? – Tras
preguntarlo, no puedo evitar reírme.
-Mi nombre
es Stella…
Mi corazón iba a cien por hora,
tanto por los bailes como por la presencia de John.
-Me encanta
esta canción – Susurré de repente. Sin
darme cuenta casi.
John se acercó a mi oído.
-A mi
también me gusta, pero a partir de este momento… - Susurró, su aliento hizo que sintiera escalofríos.
Sin pararme a pensarlo, apoyé mi
cabeza en su cuello. Las dos cervezas estaban haciendo que perdiese el control
sobre mi misma. Cerré los ojos y me dejé llevar. Los suaves movimientos que
compartía con John no daban descanso a mi corazón.
Sin saber por qué, inconscientemente
comencé a buscar sus labios. En poco tiempo los encontré. Nos dimos un beso
suave… tierno. Mis manos acariciaban su
pelo y las suyas mi espalda.
Cuando me di cuenta de qué estaba
pasando separé bruscamente nuestros labios. John gruño. Haciendo amago de
volver a unirlos, me separé un poco más, pero sin dejar de bailar.
-Yo… - Comencé a hablar. – Lo siento mucho.
-Hey, baby.
No lo sientas. – Dijo John con una
pícara sonrisa. Intentó volver a besarme y poniéndole las manos en el pecho, lo
separé de mí un poco.
-Lo siento
es que yo… tengo novio.
-No estarás
muy enamorada de él si me has besado…
-Nosotros…
estamos pasando un mal momento…
-Ah… Lo
siento mucho, pero no puedo negar que no me ha gustado el beso.
-No pasa
nada… si verdaderamente el problema es que… - “a mi también me ha gustado” – Me he dejado llevar, verdaderamente
lo siento…
La canción acabó y me separé de sus
brazos.
-Adiós,
John…
Salí corriendo dejandole con la palabra en la boca y buscando a Lisa. La
encontré besuqueándose con Alexander.
Decidí no interrumpir. Me acerqué a Edric,
el otro camarero.
-Hey,
Edric. Me voy, ¿puedes decírselo a Lisa cuando acabe, por favor?
-Claro, ten
cuidado Stella.
-Muchas
gracias. Lo tendré. – Me despedí con la
mano mientras iba hacia la salida.
Cuando estuve fuera, miraba a mi
alrededor, buscando a un taxi. Cuando por fin lo encontré le pedí que me
llevase a casa. Le di la dirección y esperé a que llegáramos. Pagué y me bajé.
Pesadamente subí las escaleras, cuando estuve frente a la puerta me paré al oír
unas voces. Eran Ian y… una mujer.
Nota: Es posible que juegue con las canciones de esa época, por lo que también, seguramente no sean de los años en los que verdaderamente salieron.
Besos y gracias por leer.
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